viernes, 17 de julio de 2009

Metáforas sobre el viento, de Eterna Vigilia

Un refugio de anteguerra


Aciertos y defectos de un disco debut que propone un sonido poderoso con líricas complejas por momentos y extremadamente directas por otros.


Cualquier acorde es previsible cuando uno prende la radio y hasta a veces lo más entretenido es adivinar a que tema se copió la banda de turno. Metáforas sobre el viento el primer disco de Eterna Vigilia rompe el moldecon una producción independiente que quizás peque por la misma premisa de sonar distinta


Unos cuantos años atrás una amiga me pasó temas de un demo de “la eterna” y reconocí una identidad, las letras tenían intenciones metafísicas y las guitarras gozaban de personalidad. Desde aquel momento probé suerte en google a ver si salía algo nuevo, si tocaban o si acaso no existían más. Hace unos días mi búsqueda surgió efecto, la banda tenía página en Internet y Metáforas sobre el viento editadas en 2008. Corrí al Locuras a comprarlo. Lo escuche una y otra vez. Me gustó, un poco me angustió, es cierto, esperaba que todo eso que me había impactado se hubiera fortalecido, pero a la grabación le falta una pulida. Por momentos el sonido es muy compacto, la batería a veces se desvirtúa, muchos cortes no terminan de encajar y algunas frases, muy buenas, no golpean en el momento justo. Sin embargo, esas contras no afectan el carisma de una obra que se caracteriza por largas introducciones y varios gritos de locura. Roscazo estalla al unísono con el cerebro del oyente, Al otoño es amable y da un vuelo intenso hacia el final, Desde los juglares concibe una de esas violas que se vuelven tarareables y Perdido en gas butano es una linda crónica sobre una melodía deforme, acerca de cómo un espíritu se contamina, porque “mercurio vive en nuestro hambre mundano”.

“Tocás el nuevo rock, pero tu rocanrol no es nuevo acá”, es el puntapié crítico de Sobre el viento que continúan en No, la cual paradójicamente es la composición mas roquera del LP: “Las bandas que están sonando no tienen huevos, hoy te mienten y se dejan dar. La gente no está buscando algún refugio de anteguerra, está para bailar”. Desluz tiene aires de los ´70, respira Deep Purple, y hay arreglos de órganos que rozan la psicodelia.

Al final del disco aparecen los instrumentales Ecos de un silencio y Muros de Mayo, que no se vuelven tediosos en ningún momento, y tienen el curioso mérito de contar mucho sin una voz encima. La banda decidió que buscar y está muy cerca de encontrarlo, dejando atrás, porqué no, aquella Eterna Vigilia.


Por Andres Petruccelli

1 comentario: