
"Me sorprendí con esta canción, funcionó en 5 minutos en un ensayo". Ese fue el pie para Un viaje a Irlanda. Continuando con la tranquilidad del ambiente, la sensibilidad del cantante afloró y emocionado interpretó Mil abejas, inspirada en su hija Juana. Todos los músicos desaparecieron del escenario no sin antes presentar a Osvaldo Yuri Silvera, padre del bajista Pali Silvera. Con su traje negro y su voz tanguera deleitó al público con los tangos Trensas, Afiches y Naranjo en flor. El regreso fue con No hay más. "Una preciosa balada de Pablo", según palabras de Moretti. Tremulas canciones, America, Moneda corriente y Un show fueron las siguientes. "Esta preciosa canción la escribí cuando vivía en el Abasto". Melancolía fue el tema en cuestión que comenzó a sonar. Manteniendo la historia por los barrios apareció 4 chicos. Los segundos invitados de la noche fueron Los Superatones, fieles compañeros de ruta, que hicieron coros y voces en Máscaras y Elecrtónicos duendes. Jardines ecos, Aire y Corazón sobre todo le dieron más música al show. Manu y su guitarra quedaron sólos frente a su público y tocaron Julia y La ruta se ha roto. Ya con el resto de la banda, se escuchó Superacción y En la habitación. Quedaban sólo dos temas y Manu preguntó si preferían Cristal y Aguijón (homenaje a los Fabulosos Cadillacs que realiazaron hace poco) o Patinar y Ardimos, dos viejos temas uno del disco Ardimos y otro de Sistema Nervioso Central. Los presentes se inclinaron por rememorar viejas canciones que los harían recordar también viejos momentos de la banda porque uno fue el disco que los consagró y el otro que marcó sus inicios. Así de esa manera se cerró un show de más de dos horas que demostró porque están donde están a nivel nacional y por qué continuan creciendo.
Imagen: Dafne Gentinetta
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